miércoles, 26 de agosto de 2020

Las horas mansas de los lirios





Quizá fuera la única mujer sin amigas obsesas, No obstante, ella era la única amiga obsesa de sus amigas.

Al poco de conocerte me reflejé en tu nombre. Quiero decir, te inventé a mi antojo. Mi mundo es un espacio cerrado en el que yo soy el dios (demiurgo menor, diría Platón) y reinvento lo creado en mi forma y medida.

Se ceñía los jeans –dejando algunos rotos– y hablaban arrugados los vecinos. Ella, siempre certera, quería ser la niña mala del Vargas Llosa, y trenzaba guirnaldas sobre un mantel manchado de disgustos, mientras, maldecía al Che por no haberla llamado a la revolución. Vietnam quedaba lejos y al Río de la Plata le tenía antojo. Simone de Beauvoir no hubiera hecho carrera de ella, en todo caso, Édith Piaf le hacía tilín, admiró su valor y la escuchaba con agrado. Gustaba de comer la fruta sin pelar, y su olor a manzana la recorría por partes: se estancaba el dulzor en esa curva amable, del vientre hasta los muslos, donde la fruta es sur y fiesta, y al norte de su pecho florecía el sabor.

Autor
  • Alonso de Molina. España

Prólogo
  • Diego Alonso Cánovas. Poeta. España 
Reseñas:
  • María Ángeles Lonardi. Poeta. Argentina
  • Lázara Ávila Fernández. Escritora. Empresaria. Cuba- EEUU
  • Sol Barrera Santiago. Poeta. Activista Cultural. México

Disponible en tapa blanda y e-Pub

  • Tapa blanda : 104 páginas
  • ISBN-13 : 979-8678272805

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